Con mayor frecuencia observamos la dificultad que afrontan
las empresas mexicanas (principalmente medianas y pequeñas) para cumplir con sus obligaciones fiscales. Esta
dificultad tienen muchos orígenes y no es posible, ó cuando menos no resulta práctico, tratar de analizar a
todos ellos, sin embargo si es posible tratar de definir un común denominador para este problema.
Debemos forzosamente empezar mencionando que el
cumplimiento de obligaciones fiscales desde el punto de vista del empresario en
muchos de los casos no es una condición sinecuanon en el desarrollo normal de las operaciones de su empresa
sino más bien una obligación que de ser posible debe evadirse, eludirse ó en el mejor de los casos reducirse. ¿Porqué pensar de esa forma? Hay
varias razones.
-) Porque representa una disminución del patrimonio (disminución y demanda)
-) Porque es un esfuerzo económico importante
-) Porque el empresario no considera justo el (los) impuesto(s)
-) Porque no se presupuestó en el business plan el papel
de los impuestos
Disminución
del patrimonio
Una teoría de los impuestos (que no
detallamos por practicidad) señala que la obligatoriedad en
el pago de los impuestos se representa en una disminución del patrimonio (impuestos directos ó aquellos que gravan la renta del sujeto pasivo) pues de no
ser así no tendrían razón de existir; como su nombre
lo expresa, son "impuestos" y todo aquello que se nos impone mengua
lo obtenido. A nadie le gusta que le quiten lo que tiene y si a este hecho
sumamos otro que tiene que ver con el uso y distribución de todo lo pagado por los sujetos obligados se genera una
demanda ó un reclamo por lo regular no
satisfecha por parte de los pagadores en contra del cobrador (el estado) pues
los primeros no ven materializado el beneficio social y común de haber cumplido con sus obligaciones. Es muy simple, no
nos gusta que nos quiten y no vemos resultados tangibles de lo pagado.
Aunque esta primera razón debe analizarse a la luz de
las teorías de los impuestos esta
sencilla explicación nos deja una idea clara de
la disminución y la demanda.
Esfuerzo
Cuando nos referimos a esfuerzo desde luego que hablamos de
impuestos directos ó sobre la utilidad, ingresos ó renta de los contribuyentes.
Antes de seguir debemos explicar el porque de esta manifestación.
Los impuestos indirectos
gravan el consumo a diferencia de los directos
que gravan la utilidad; dado que los indirectos gravan el consumo el pago ó entero de éstos no puede significar un
esfuerzo pues para pagarlo primero los contribuyentes deben cobrarlo y si ya lo
cobraron solo deben entonces entregarlo al estado; en otras palabras, cuando se
trata de impuestos indirectos los contribuyentes que los cobran son solo
intermediarios entre quien los paga (el que consume) y el estado. La teoría del "consumo" establece que para no pagar este
tipo de impuestos los sujetos pasivos (los contribuyentes) solamente no deben
consumir y dado que el acto de consumir es libre, la elección de no hacerlo también lo es y por tanto es posible
no pagar el impuesto.
Ahora bien, regresando al punto del esfuerzo económico, en concordancia con el punto anterior relativo a la
disminución y demanda, el pago de
impuestos ciertamente representa un esfuerzo porque cubre principalmente dos
aspectos, a saber:
> es una parte de la utilidad ganada
> esa utilidad no necesariamente la tiene el empresario
en efectivo para poder pagar
Entonces debo disminuir lo ganado y tomar una porción del flujo actual para entregarlo al estado; eso es un
esfuerzo pleno.
Justicia
Enfoquemos este punto desde el siguiente punto de vista:
~ son muchos los impuestos que se causan en México (ISR, IETU, IVA, IEPS, IDE, ESTATALES, etc.)
~ la base de contribuyentes es muy baja y no crece
Con ambas consideraciones combinadas podemos decir que la
falta de justicia en los impuestos desde el punto de vista de los empresarios
resulta de imponer más a los que contribuyentes que
existen en lugar de que el estado se preocupe por contar con una base mayor de
contribuyentes. En este orden de ideas resulta necesario señalar que este hecho se encuentra por demás probado y casi aceptado por parte del estado. Las políticas públicas generadas en los últimos veinte años combinadas con los parches
fiscales en ese mismo período, solamente se han enfocado
en cobrar más, cobrar mejor, controlar más, controlar mejor a los contribuyentes pero no han habido
esfuerzos importantes para que los pagadores
de impuestos sean cada vez más y este hecho lo perciben los
empresarios todos los días.
El nacimiento del IETU en el año 2008 generó una importante molestia en
los empresarios porque generaba la necesidad de implementar más controles y más precisos para calcular un
impuesto nuevo, híbrido entre ISR e IVA y de
control del ISR. No es objeto de estos comentarios analizar el IETU, baste
decir que su implementación más que ampliar la base de contribuyentes la mantuvo con
mayor contribución de aquellos que ya existían.
El único argumento que existe para
decirle al empresario que el pago de impuestos es bueno es que es una obligación que, cumplida, reporta beneficios para toda la sociedad,
no hay ningún otro argumento que ayude a
quitar el adjetivo de "injustos" a los impuestos. Los impuestos desde
su nacimiento deben cumplir con varios requisitos fundamentales, uno de los
cuales es que sean equitativos, es decir justos y a decir verdad esta condición se cumple con los impuestos en México pero este es un hecho acaso fundamental sino teórico y hasta filosófico pero no es una condición que se perciba en el cotidiano mundo de las empresas
medianas y pequeñas. A los empresarios les
importa poco (y con razón debo decir) que los
impuestos existentes en el país desde su nacimiento cumplan
con todos los principios teóricos ó filosóficos que deben de cumplir
(que sean equitativos, proporcionales, destinados al gasto público) pues para ellos que no son expertos estudiosos de la
teoría de los impuestos (porque no
deben serlo) estos solo ayudan a agrandar el esfuerzo, disminuye la respuesta a
sus demandas y siguen siendo injustos.
Business plan
Todo negocio debe nacer con una idea que se plasma y se
materializa en un plan de negocios. Este plan no es otra cosa que la definición del camino estratégico del negocio, su futuro
cercano, los "cómos" y los "cuándos" para lograr los objetivos.
Ahora bien, el objetivo primero en empresas mercantiles
debe ser lucrar. Claro está que existen otros objetivos
importantes con sentido social pero esos no pueden estar por arriba del
objetivo principal que es la generación de utilidades. Esta generación de utilidades bajo un proceso ordenado, se plasma en un
presupuesto que indica en términos generales (aún no específicos) los ingresos, los costos y los gastos que se estiman
y el neto de la mezcla de estos tres conceptos es la utilidad esperada. A esta
utilidad dentro del presupuesto debe aplicarse el impuesto correspondiente para
que una vez restado éste el empresario pueda
objetivamente responder a las interrogantes importantes de su naciente empresa,
o sea, los "cómos" y los "cuándos".
Si desde el presupuesto inicial se estiman los impuestos
esto supone que se conoce su existencia y su impacto en los resultados
esperados de manera que una vez que ocurren para nadie debe ser nuevo el
esfuerzo que debe imprimir el empresario para pagarlos pues sabía de este hecho, no hay pues, excusa. Todo plan de negocios
y todo presupuesto debe incluir a los impuestos y por tanto las estimaciones de
precios de venta, costos y gastos deben plantearse de tal forma que aún considerando a la carga impositiva, el negocio genere
utilidades; si no lo hace pues entonces no es viable y no es negocio. Bajo
estas consideraciones entonces ¿porqué la dificultad en pagar los impuestos? Finalmente puede ser
por culpa de un desorden administrativo y estratégico pero no debe ser por
desconocimiento.
Por el lado de los impuestos indirectos como el IVA del que
ya señalamos que grava el acto de
consumo, menos se explica su falta de pago.
Las empresas por sus actividades cobran IVA que es un
recurso líquido que no es de ellas sino
del estado; por otro lado, pagan IVA por sus compras y sus gastos, después enfrentan el IVA que cobraron (esta es la palabra clave)
y el IVA que pagaron y si la diferencia resulta en que el cobrado es mayor que
el pagado, deben pagarla (la diferencia) al estado. ¿Cómo es posible que las empresas
no puedan pagar el IVA? Lo hemos analizado por varios años y desde muchos puntos de vista; hemos establecido
escenarios diversos y no encontramos razones de peso. El argumento es sencillo:
el IVA que los empresarios deben de pagar (si resulta a pagar el cálculo del que hablamos antes) lo cobraron en efectivo por
eso antes señalábamos que la palabra clave es "cobraron", porque
si ya cobraron una cantidad que no es de ellos estamos ante dos hechos
fundamentales:
1.
Ya
lo tienen en sus bancos
2.
No
es de ellos
Lo que procede entonces es entregarlo al legítimo dueño que es el estado.
Antes de 2002 no se daba esta situación pues el IVA no se calculaba sobre la base de lo
efectivamente cobrado y pagado y entonces podría haber argumentos para no
pagarlo pero desde ese año ya no es así y entonces no existe argumento posible que excuse al
contribuyente respecto del pago de este impuesto.
Situación similar ocurre con el IETU
ya que si bien no es un impuesto indirecto se determina sobre la misma base que
el IVA, es decir que la base es lo efectivamente cobrado contra lo
efectivamente pagado. En este caso ciertamente nos encontramos ante un
escenario un poco distinto que tiene que ver más con la naturaleza del
impuesto que con la forma en que se calcula. La naturaleza perversa de este
impuesto establece que se debe pagar cuando no hay impuesto directo a cargo
(ISR) pero para "evitar" que el contribuyente no lo pague el estado
lo cobra hasta que los elementos propios de su determinación (ingresos y gastos) se hayan cobrado y pagado
efectivamente, una vez mas tal y como ocurre con el IVA, si existe IETU a pagar
es porque efectivamente se cobró el ingreso y entonces tampoco
existe argumento que justifique su falta de pago.
Tanto el ISR como el IETU deben de ser considerados en el
presupuesto anual de las empresas pero no el IVA porque este último nunca fue de la empresa.
La pregunta permanece, ¿porqué no pagar los impuestos? Es posible que una las respuestas
más objetivas y crudas sea que los empresarios no los
presupuestaron y se enfrentaron a ellos cuando era el momento del pago y
entonces si podría explicarse que no estaban
listos. El ejercicio del presupuesto en el mundo de los negocios de hoy (y de
siempre) es una las actividades más importantes por su
trascendencia; esa estimación que hacen los que saben
respecto de lo que puede pasar con sus ingresos y gastos para después enfrentarlo con la realidad, observar diferencias y pedir
ó dar explicaciones es lo mínimo que se le debe exigir a
los responsables de las estrategia de cualquier negocio.
No hablamos solamente de presupuestar los impuestos,
hablamos de que no se les olvide que también éstos se deben presupuestar, pero el fondo del asunto es que
todo debe pasar por el tamiz del presupuesto, hablamos de no ir a ciegas.

Si las empresas llevan a cabo procedimientos ordenados de
planes estrat
égicos y Presupuestaci
ón y se apegan con disciplina a lo establecido por ellos
mismos con responsabilidad y compromiso veremos como la tasa de empresas
cumplidas en sus obligaciones aumenta en gran medida.
Lo que no puede faltar nunca es:
-el presupuesto operativo anual
-el flujo de efectivo esperado
El presupuesto operativo anual dice cómo será el comportamiento de los
ingresos, los costos y los gastos; en dónde gastará más, en dónde se gastará menos, cómo se comportará el costo de ventas, qué impacto tendrán las partidas financieras en
los resultados mensuales y en el anual, cómo disminuirán los impuestos a la utilidad el resultado del año y de que nivel será la PTU.
El flujo de efectivo esperado toma esos estimados y los
materializa en la realidad de cobros y pagos; el flujo es mejor cuando parte de
la experiencia.
Cuando las empresas logran incorporar el presupuesto en su
vida diaria se dan la oportunidad de “vivir con certidumbre” respecto de lo que hacen y cómo lo hacen. Cuando logran un
cierto nivel de ventas en un período cualquiera pueden compararlo
contra lo esperado y entonces saben si el esfuerzo fue suficiente ó no lo fue. Lo mismo pasa con los impuestos, cuando se
pagan en un mes cualquiera y después se comparan contra lo que
debieron pagar saben que tan cortos ó que tan largos han sido los
pagos y ese es el primer paso para empezar a ser cumplidos en pagos periódicos.
No hay en realidad ninguna ciencia en este ejercicio pero
si mucha disciplina. La forma en la que se observa la realidad de la empresa,
su nivel, su estado real no es sino bajo el enfoque de lo logrado comparado
contra lo esperado considerando todas las aristas y una de éstas, sino la más importante si una relevante
para la vida institucional, son los impuestos.
Pablo MA