miércoles, 27 de febrero de 2013

Los estímulos fiscales gubernamentales y la injusticia nuestra de cada día


En vísperas de una reforma fiscal en nuestro país, que llevará a pagar más impuestos, un grupo de 20 ciudadanos interpusieron un amparo impugnando una disposición propuesta por el gobierno federal, aprobada por la Cámara de Diputados y el Senado en la Ley de Ingresos de la Federación 2013, que condona el impuesto sobre la renta que los estados y municipios deben retenerle a sus trabajadores. Es un borrón y cuenta nueva, de 2005 a la fecha, sobre el impuesto que no pagaron y una condonación parcial de 60% para este año y de 30% para 2014. Juan Pardinas, uno de los denunciantes, manifestó que la medida es una “mentada”, y no es para menos.
Desde 2003 ha habido siete intentos por regularizar el ISR de los estados. Todos han fracasado. Según estimaciones de la Conago, el ISR retenido por las entidades asciende a 40 mil millones. Para 2010 reporta que entregaron a Hacienda 20 mil 500 millones de pesos por este concepto. El monto del ISR pagado, como porcentaje de las participaciones, es muy distinto para cada estado: destaca Durango (18%), Jalisco (11%), Michoacán (11%) y la ciudad de México (10%). Con bajos niveles de retenciones respecto de sus participaciones están Veracruz con (0.1%), Sinaloa (1%), Coahuila (1%) y el Edomex (2%).
Por el tamaño que representa la nómina en el gasto de los gobiernos locales y por la situación fiscal que atraviesa la mayoría, será casi imposible que cumplan con esta obligación. Para terminar la injusticia, las retenciones deberían formar parte del presupuesto de estados y municipios. Con ello se evitaría la simulación y sería el primer paso para ordenar las nóminas, que tienen un alto nivel de subregistro y opacidad. El problema es la irresponsabilidad con que se manejan en la mayoría las finanzas locales. Además de las medidas de transparencia que se han impulsado en la Ley de Contabilidad Gubernamental, desde la Constitución se tendrán que establecer reglas del juego en el manejo de las finanzas públicas para que exista una responsabilidad compartida.
La reforma fiscal es un gran  reto y tendrá que abordarse con total transparencia. Es tiempo de que, al igual que en Inglaterra y otros países, crezca el cuestionamiento social sobre la legitimidad de los distintos beneficiarios que “legalmente” no pagan sus impuestos. Hace falta una buena dosis de indignación social para acabar con los privilegios de uno de los sistemas tributarios mas ineficaces del mundo. Sin tabúes, sin mentadas.

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